Siguiendo la línea de mi publicación anterior “Las diez creencias erróneas que tienen algunos católicos” (Da clic aquí si aún no las has leído) he decidido explicar a mayor detalle una declaración que en ella
hice y mostrar las bases teológicas de la misma.
La declaración fue: Fuera de la Iglesia nadie se
salvará, que en latín se dice: Extra Ecclesiam nulla salus.

Sin embargo la respuesta que da la Iglesia a esto
puede parecerte muy dura y cerrada, a mí en lo personal me golpea recordando a
cuantos amigos tengo en las congregaciones pentecostales.
¿Hay
Salvación Fuera de la Iglesia?
Sencillamente no, la Iglesia es absolutamente
necesaria para la salvación. Por medio de la Iglesia que es el Cuerpo de
Cristo, Dios canaliza su gracia al mundo.
Toda salvación viene por la Iglesia de Cristo,
fuera de esta gracia no hay esperanza de vida eterna.
Entendiendo bien esta verdad a través de las
escrituras podemos notar que:
Cristo es la única fuente de salvación (Hechos
4:11-12), no Mahoma, no Buda, no Confucio, no Martin Lutero, es Cristo el único
lugar de encuentro entre Dios y los hombres. Romanos 10:1-14; Lucas 12:8-10; Juan
14:1-6. Por consiguiente todas las demás religiones deben de experimentar y
conocer a Cristo para encontrar verdaderamente la salvación.
Por otro lado, Cristo y la Iglesia forman una sola
cosa, rechazar a la Iglesia de Cristo es rechazarle a él y con él al Padre. (Lucas
10:16: ‘Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros
desprecia, a mí me desprecia; pero quien me desprecia a mí, desprecia a aquel
que me envió'; al ser Jesús y su Iglesia un solo cuerpo del que Cristo es la
cabeza, rechazar al cuerpo es rechazar al mismo Señor, y salirse del cuerpo es
perder comunión con el Señor. Pueden leer también para entender mejor esto: Juan
3:5; Juan 13:20. Mateo 18:17; Marcos 16:16; Gálatas 1:8; Tito 3:10; 2 Juan 10:11,
etc...).
Todos estos textos reflejan claramente que fuera de
Cristo y de su Iglesia, no existe salvación posible para el hombre.
De aquí leemos lo que El concilio Vaticano II advierte
con exactitud: “Al enseñarnos explícitamente la necesidad de la fe y del
bautismo (Marcos 16:16; Juan 3:5), confirmó (Cristo) al mismo tiempo la
necesidad de la Iglesia misma” (L. Gent., 14).
Lamentablemente hoy que está de moda un falso
ecumenismo muchos han olvidado esa verdad tan grande que ha hecho a muchos ex
protestantes abrazar la fe católica. La Iglesia es necesaria para la salvación.
Muchos creen que la Iglesia cambió esta doctrina
sin embargo no pueden estar más equivocados, ya que está presente en nuestro
propio catecismo revisado por Juan Pablo II.
Veamos
lo que dice el Catecismo: Numeral 811:812
811 "Esta
es la única Iglesia de Cristo, de la que confesamos en el Credo que es una,
santa, católica y apostólica" (LG 8). Estos cuatro atributos,
inseparablemente unidos entre sí (cf. DS 2888), indican rasgos esenciales de la
Iglesia y de su misión. La Iglesia no los tiene por ella misma; es Cristo,
quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una, santa, católica y
apostólica, y Él es también quien la llama a ejercitar cada una de estas
cualidades.
812 Sólo la fe
puede reconocer que la Iglesia posee estas propiedades por su origen divino.
Pero sus manifestaciones históricas son signos que hablan también con claridad
a la razón humana. Recuerda el Concilio Vaticano I: "La Iglesia por sí
misma es un grande y perpetuo motivo de credibilidad y un testimonio irrefutable
de su misión divina a causa de su admirable propagación, de su eximia santidad,
de su inagotable fecundidad en toda clase de bienes, de su unidad universal y
de su invicta estabilidad" (DS 3013).
Para aclarar bien, la Iglesia debe de ser única, Una
sola y al ser así es necesaria para encontrarnos con Cristo, cuando creemos que
las demás “iglesias” también son de Cristo, esta que Jesús fundó no sería ya la
esposa del único Mediador y su cuerpo, el sacramento de la comunión universal
entre Dios y los hombres. Cuando la Iglesia afirma esta unicidad como una
exigencia de su fe, no reivindica pues celosamente unos derechos y unos
privilegios cediendo a una tentación de imperialismo espiritual, sino que da
testimonio de la misión que ella ha recibido con respecto a la humanidad. Su
exclusivismo es sencillamente otro nombre de su fidelidad y de su caridad universal.
Admitir una pluralidad de Iglesias equivaldría a no admitir ninguna, a rechazar
la noción misma de Iglesia.
Como continua diciendo el Concilio Vaticano II en
su Constitución Dogmática Lumen Gentium:
“El sagrado Concilio pone ante todo su atención en
los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que
esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es
el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que
es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y
del bautismo (cf. Marcos16:16; Juan 3:5), confirmó a un tiempo la necesidad de
la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como puerta obligada.
Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue
instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran
permanecer en ella”
Aunque he aquí la aclaración misma de este
concilio:
¿Qué
sucede con aquellos que no conocieron la Iglesia de Cristo?
Juan Pablo II y el Catecismo de la Iglesia lo
explica, veamos:
846 ¿Cómo entender esta afirmación tantas veces
repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que
toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo: El santo
Sínodo... basado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta
Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el
único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en
la Iglesia. (...)
847 Esta afirmación no se refiere a los que, sin
culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia:
Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de
Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su
vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través
de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf.
DS 3866-3872).
848 "Aunque Dios, por caminos conocidos sólo
por Él, puede llevar a la fe, 'sin la que es imposible agradarle' (Hebreos 11:6),
a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin
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rgo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar" (AG 7)
rgo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar" (AG 7)
Notando todo esto y la impronta necesidad de
evangelizar debemos, como fieles católicos empezar a tomar acciones para atraer
nuevamente a aquellos hermanos que se han alejado, buscando otras
congregaciones que no tienen la garantía de ser la Única Iglesia de Cristo,
esposa del cordero.
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